Mi camino

Durante casi 20 años he compaginado el mundo de la Banca de Inversión con mi vocación narrativa y teatral. En el mundo escénico, mi principal enfoque ha sido la técnica de Michael Chekhov, que busca la transformación del actor desde la interacción de la imaginación y el cuerpo, y el movimiento que nace de esta unión. En uno de estos entrenamientos de teatro un director me dijo: «Elena, tienes que aprender a relajarte, haz yoga».

Aquel consejo fue decisivo para iniciarme en esta práctica, a la que llegué con bastante escepticismo. Por aquel entonces acababa de empezar ballet clásico y no entendía qué más podría ofrecerme el yoga. No sabía que estaba a punto de encontrar la auténtica transformación que buscaba. Un cambio no solo físico, que también fue muy notable, sino, sobre todo, de aplomo, claridad mental y resiliencia.

El yoga permite trabajar el cuerpo desde la amabilidad y la escucha, a través del sistema nervioso parasimpático, que actúa como contraposición a una demanda física compuesta por el sobreesfuerzo (el abuso), el agotamiento y los objetivos cada más ambiciosos generados por el sistema nervioso simpático, que rige muchos de los ámbitos de nuestra vida y que frecuentemente desemboca en estrés. En cambio practicar Yoga frena el envejecimiento a partir de una actitud vital, un cuerpo ágil y sano, una mente alegre, que no se pone límites.

En mis clases incido en el nexo cuerpo y mente, que, unidos por respiración y mirada, hace que el yoga se convierta en meditación en movimiento. Por eso, priorizo la práctica de Ashtanga Yoga, estilo con el que empecé y que me enamoró desde el primer momento. Mis clases de Hatha yoga están influenciadas por la concentración y dinamismo del Ashtanga, y así son también exigentes si bien meditativas.

Me he formado en Hatha Yoga en la Escuela Internacional de Yoga hasta grado de Maestro (500 Horas en una escuela avalada por la Yoga Alliance). Para seguir perfeccionando mi pedagogía y práctica asisto periódicamente a cursos con profesores de renombre internacional como Mark Stephens, autor del libro «Secuencias de Yoga», Laruga Glaser admirada Ashtangui por su elegante práctica o David Garrigues, profesor certificado por el KPJAYI. He sido asistente de Ashtanga Yoga del maestro Carlos Alonso Dorrego en el Centro de ocio El Horno y actualmente del maestro Ignacio de Frutos en Urban Yoga Ashtanga Shala, escuela autorizada por el KPJAYI.

Recientemente he dejado el mundo de la Banca de Inversión para dedicarme exclusivamente a mi pasión por el yoga, para poder compartir todo lo que me ha dado. Me encantaría acompañaros en vuestro camino de descubrimiento y transformación. Sigo también investigando el universo de Michael Chekhov para seguir nutriendo mi imaginación, me enriquece como persona, y creo que también da color a mi práctica de yoga y expresión corporal.